La fachada de la Casa Amatller se muestra ante los viandantes del Passeig de Gracia de Barcelona como un hermoso icono de la arquitectura modernista de Catalunya. El arquitecto Josep Puig i Cadafalch presentó un frontal de enorme originalidad en el que se combinan soluciones arquitectónicas que reinterpretan los estilos del románico al gótico. Por no hablar del fascinante frontón que corona la fachada, con su forma triangular y escalonada, inspirado en los edificios del norte de Europa.

Pero pongamos nuestra atención en los detalles de la fachada, en sus singulares elementos decorativos de las esculturas y los esgrafiados. Los artesanos del modernismo se pusieron al servicio de Puig i Cadafalch para materializar un programa simbólico que resalta la familia del propietario y promotor de la obra, el industrial chocolatero Antoni Amatller. Los escultores Eusebi Arnau y Alfons Juyol se encargaron de realizar las piezas decorativas que pueblan la fachada.

Fachada Casa Amatller © Gabriele Merolli

En los laterales de las puertas de acceso hay un zíngaro que lleva un oso domesticado atado con una cuerda, mientras que al otro lado se encuentra una bella dama luchando contra una bestia. Entre las dos puertas de la Casa Amatller hay un caballero que mata a un dragón, salvando a la princesa de larga cabellera que mira la escena desde el piso principal. Este último se trata de una representación de Sant Jordi, patrón de Catalunya. Antoni Amatller lo reivindica, ya que, junto al arquitecto Josep Puig i Cadafalch, estaba muy vinculado a los movimientos de recuperación de la cultura y política catalana de la Reinaxença: Sant Jordi es un símbolo de la reafirmación de Catalunya. 

En los demás detalles escultóricos de las puertas de acceso, sobre los arcos, se pueden observar cuatro personajes que simbolizan las artes: la pintura, con una paleta de colores en su mano; la escultura, que sostiene un busto de una estatua; la arquitectura, que observa un compás; y la música, haciendo sonar un arpa. Estas cuatro figuras expresan la promoción de las artes de Antoni Amatller, tanto a la hora de confiar en los arquitectos, artistas y artesanos contemporáneos para la construcción de su casa, como a la hora de crear una excelente colección de arte.

Para descubrir las actividades que definían a Antoni Amatller tenemos que llevar la vista hacia el balcón del piso principal. Cada una de las tres aberturas presenta en su dintel un escudo con los símbolos de la industria, las artes y el coleccionismo. En los capiteles de cada lado de las puertas figuran esculturas con animales que realizan actividades humanas, concretando el significado de las alegorías. 

En el balcón de la izquierda el escudo encierra un compás, un cuchillo, un martillo y un pie de rey, acompañados de las figuras de unos conejos que funden hierro y unos monos que el forjan en el yunque. Remiten a la industria que había permitido la fortuna de la familia Amatller.

El balcón central cuenta con un escudo con un libro abierto y una cámara antigua, de acordeón, complementados de unos asnos escritores con gafas y lechuguilla cervantina al cuello y unos perros fotógrafos: simbolizan las artes. Y recuerdan la actividad de Antoni Amatller como fotógrafo aficionado, elevándola al rango de arte. ¿Sabías que su estudio estaba detrás del frontón triangular de la fachada? 

Detalle de la fachada Casa Amatller © Gabriele Merolli

En el balcón de la derecha el escudo encuadra objetos de vidrio y cerámica. En las esculturas vemos unas ranas que soplan vidrio y unos lechones que trabajan la cerámica. Es una alusión al coleccionismo emprendido por Antoni Amatller, que se especializó en vidrio de la
Antigüedad, una colección que fue continuada hasta hoy, siendo una de las mejores en su género.

Todavía quedan más alusiones a Antoni Amatller: en la ventana de su dormitorio aparece un hombre con una cámara de fotos de caja, recordando la afición del chocolatero por la fotografía. Al otro lado de la ventana, una escultura de mujer mayor vigila a la princesa que hemos mencionado en el episodio de Sant Jordi. Podría tratarse de una especie de celestina.

Por otro lado, queda la alusión a la familia Amatller. En la tribuna del dormitorio de Teresa Amatller hay una gran A mayúscula, acompañada de más letras A de tamaño inferior. Junto con la presencia de la flor del almendro (en catalán “ametller”), y unos versos en los que se menciona la flor de este árbol, es una referencia al apellido de la familia, una exitosa generación de chocolateros.

Por último, las flores del almendro, con sus características cinco hojas, aparecen diseminadas regularmente por toda la fachada: son el remate escultórico de las líneas de molduras de las ventanas, pero también están presentes en forma de serigrafiados en la colorida pared. 

La Casa Amatller se muestra desde 1900 como una hermosa y fascinante edificación del modernismo catalán. Pero, gracias a la lectura de los símbolos presentes en su fachada, sabemos que celebra el éxito de la familia de Antoni Amatller como industrial chocolatero y como gran promotor de las artes. Se refuerza el trabajo de las familias burguesas catalanas que pusieron en marcha el modernismo gracias a su mecenazgo.