Antoni Amatller

Antoni Amatller Costa (1851-1910) nació en una familia de tradición Chocolatera. Decidido a continuar con el negocio familiar, a los 19 años fue enviado a Francia y a Alemania para que estudiara de primera mano las mejores fábricas de Europa. Gracias a estos viajes por el extranjero no sólo logró convertirse en uno de los industriales chocolateros más importantes de España; sino que también cultivó un espíritu cosmopolita y artístico que marcaría su personalidad como empresario, viajero, fotógrafo y coleccionista.

Antoni Amatller vivió dentro de los dictados del movimiento cultural de la Renaixença, que apostaba por la recuperación de la lengua y cultura catalana. La revitalización de este catalanismo entraba dentro de la voluntad de modernizar y mejorar la sociedad con los nuevos inventos y hallazgos. De hecho la arquitectura del modernismo catalán, que sumaba nuevos modos constructivos con la revisión de los estilos históricos catalanes, será una manifestación más de este gran movimiento cultural y artístico. Antoni Amatller quería participar de esta modernidad en la construcción de su propia casa, por eso contacta con el arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch -un hombre de su generación y con el que compartía inquietudes culturales y políticas- para que se encargue de edificar la Casa Amatller.

El industrial chocolatero supo complementar su vida empresarial con diversas pasatiempos relacionados con su cosmopolitismo cultivado desde sus viajes de juventud por Europa. Antoni Amatller formaba parte del Centre Excursionista de Catalunya, por lo que era habitual que saliese a conocer los paisajes y monumentos de la comunidad. Pero también acostumbraba a traspasar las fronteras españolas, visitando otros países, muchas veces en compañía de su hija. Era uno de los pocos europeos que se atrevían a pisar tierras tan exóticas por entonces como Marruecos, Egipto o Turquía.

Vale la pena detenerse en estas dos aficiones de Antoni Amatller ya que marcarían en gran medida la historia de la Casa Amatller…

En el último tercio de S. XIX la fotografía estaba limitada a los profesionales del medio o a las personas con posibilidades económicas para pagarla que estaban interesados en esta nueva técnica. Antoni Amatller se encuadra en el segundo grupo, aunque destaca la estrecha relación que mantuvo con los profesionales de la fotografía de la ciudad de Barcelona. Era muy amigo de Pau Audouard, que ejerció como fotógrafo oficial de la Exposición de Barcelona de 1888 y cuyo estudio se encontraba en los bajos de la vecina Casa Lleó i Morera.

Estudio fotográfico

Pau Audouard y Antoni Amatller fundaron la Sociedad Fotográfica Española. Antoni Amatller participó en certámenes de la época nacionales e internacionales, tal y como lo certifican las medallas de la Society of Amateur Photographers of New York (1894) o de la Association Belge de Photographie.

Medallas de la Society of Amateur Photographers of New York (1894)

Antoni Amatller comprendió las posibilidades técnicas y expresivas de la fotografía para cautivar momentos y recuerdos, lo que le permitió hacer reportajes fotográficos fuera de su estudio fotográfico situado en la última planta de la Casa Amatller. Gracias a ello y a su gran curiosidad por retratar estos momentos, hoy se conservan en la fototeca de la Fundación Institut Amatller de Arte Hispánico copias fotográficas de temas tan variados como el excursionismo, el autorretrato, las instantáneas familiares o la fotografía artística.

Expedición a la Vall de Boi (1907)

En todos sus viajes por Europa, Marruecos y Estambul, Antoni Amatller se acompañaba de sus cámaras, convirtiéndose así en un pionero de la fotografía de viajes. Además se destaca el uso que dió a las fotografías como elemento documental, empleándolas así para ilustrar diversas conferencias suyas y de su hija Teresa Amatller.

Antoni Amatller mostraba un excepcional gusto estético y un probado amor por el patrimonio histórico y artístico, elemento que queda reflejado en la construcción de la Casa Amatller. El industrial chocolatero destinó parte de su fortuna en la creación de una excelente colección artística. Para ello se relacionó con expertos en materia artística, como el director del Museu Episcopal de Vic Josep Gudiol i Cunill; y supo aprovechar su actividad empresarial para hacer contactos por toda España y Europa que tuvieran conocimiento de oportunidades de compra de obras de arte.

Durante su vida, Antoni Amatller logró reunir una importante colección especializada en vidrio arqueológico, con más de 400 piezas que abarcan gran parte de la antigüedad del mundo mediterráneo: Egipto, Oriente antiguo, provincias romanas de Hispania, Galia, Germania o Italia…

Tras la muerte de Antoni Amatller, Teresa Amatller conserva todos estos objetos y los aumenta con nuevas adquisiciones, las cuáles se pueden todavía ver en nuestra visita a la Casa Museo Amatller.

Además de los vidrios arqueológicos, Antoni Amatller fue capaz de concentrar numerosas obras de arte desde la Edad Media a su contemporaneidad. En las paredes de su casa todavía cuelgan pinturas de su contemporáneo Ramón Casas, un retablo románico de Angostrina, dos naturalezas muertas del barroco castellano, retratos de Teresa Amatller y de Antoni Amatller…Algunos de los cuadros, tan frágiles como extraordinarios, como el de la Ascensión de Cristo de Bermejo (1470-85) o el retablo de San Nicolás de Joan Reixach (S. XV) se encuentran en depósito. También forman parte de la colección de arte de Antoni Amatller esculturas, muebles históricos, joyas de art decó y fotografías artísticas.

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