1875 – 1960Vida de la Familia Amatller

Una fachada escalonada que revolucionaría el Eixample de Barcelona


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Fachada antes y después

Historia
Antoni Amatller compró en 1898 un edificio de Paseo de Gracia para convertirlo en su nueva casa. Este inmueble anterior se había construido en 1875 siguiendo los criterios de habitabilidad del Eixample de Cerdà.

Tras el derribo de las murallas de Barcelona en 1854 se había habilitado la construcción de un ensanche de la ciudad en un terreno que se encontraba totalmente vacío. Para que el crecimiento fuera ordenado, el gobierno encargó un proyecto al ingeniero Ildefonso Cerdà: además de las famosas cuadrículas en chaflán, las viviendas tenían un límite de altura y debían de mostrar una fachada sobria. Y la casa que se había comprado Antoni Amatller respondía a esta sencillez.

El edificio se situaba en pleno Paseo de Gracia, el elegante bulevar que conectaba la antigua ciudad amurallada de Barcelona con la Vila de Gracia. En esta avenida la aristocracia y la burguesía local compraron sus viviendas para poder estar en el nuevo eje urbano donde se concentraban también las boutiques más exclusivas.

Antoni Amatller contrató al arquitecto Josep Puig i Cadafalch para que hiciera una profunda reforma del inmueble en la que se transforma de manera radical el edificio. La rica ornamentación de la nueva fachada y la altura alcanzada por su remate escalonado rompieron por primera vez las rígidas normativas del Plan Cerdà.


El edificio
Antoni Amatller y su hija Teresa vivían en la planta noble (planta principal) del edificio. El resto de la finca se alquilaba, al igual que el local comercial de la fachada. Desde Paseo de Gracia se entra a un magnífico vestíbulo que desemboca en una puerta acristalada en la que estaba el garaje y el acceso a las cocinas y habitaciones del servicio. Este espacio lo ocupa actualmente la cafetería en la que se puede tomar un chocolate caliente según la receta original de Chocolates Amatller.

El vestíbulo se abre hacia un patio de honor desde el que sale la escalera monumental que va al piso principal de la familia Amatller, decorada por esculturas que elaboran chocolate y cubierto por una luminosa y espectacular claraboya modernista. También hay otro acceso para el resto de viviendas con una escalera más modesta y un ascensor de época que todavía está en funcionamiento.


Planta principal
El primer piso constituía el hogar de Antoni Amatller y su hija Teresa. A la espléndida ornamentación de la arquitectura modernista catalana hay que sumar la de los muebles, también diseñados por Josep Puig i Cadafalch y la de las obras de arte de la colección de Antoni Amatller. Con todo, el diseño global de Puig i Cadafalch de la Casa Amatller y el esfuerzo colectivo de un buen número de artistas y artesanos que siguieron sus órdenes lograron crear una obra arquitectónica unitaria.

Recibidor principal con vistas al salón comedor

La casa se divide en zona pública, que daba al jardín posterior, y área privada, situada en la línea de la fachada. En el centro de la vivienda se halla el despacho de Antoni Amatller, en un punto desde el que podía controlar la entrada del servicio y la escalera de vecinos. En los salones públicos la decoración apoya un discurso iconográfico que resalta los logros de la familia Amatller, como por ejemplo la majestuosa chimenea del salón, en la que las figuras de una princesa castellana y otra azteca representan la unión necesaria para producir chocolate. En las habitaciones privadas la ornamentación escultórica ayuda a definir las virtudes de Antoni Amatller y su hija Teresa según los valores de la época.

Sala de música

En la Casa Amatller se habían instalado las mejores comodidades de la época: un ascensor para los vecinos; tecnologías para el servicio, como el portaplatos que subía la comida de la cocina al primer piso; y la iluminación eléctrica, todo una innovación en 1900, complementada por la iluminación a gas que se usaba para cuando fallaba el suministro eléctrico.